Hace un año, en el Masters 1000 de Miami, Andy Murray confirmó su definitiva instalación entre los mejores del mundo.
En aquel momento, el joven nacido en Dunblane dejó de ser una promesa y consiguió su tercer título de Masters 1000 (ya contaba con Cincinnatti y Madrir 2008).
Por entonces, definir el juego del escocés en términos "teóricos" resultaba complicado. Sin embargo, con el correr de los torneos y los resultados alcanzados por el europeo; "la clasificación" tenística del estilo de Murray comenzó a estar más clara...
Cómo base fundamental de su tenis, el británico presenta una combinación perfecta entre tácnica y técnica. Esta cualidad le permiten desorientar hasta la desesperación a sus rivales; todo esto combinado con una inteligencia de juego sumamente determinante.
Murray puede ejecutar cualquier disparo sin importar el lugar de la cancha en el que se encuentre. Además posee la particularidad de incomodar profundamente el esquema de juego de su rival, y adaptar sus golpes a las debilidades de su oponente.
De esta forma, Murray va tejiendo poco a poco una especie de tela araña en la que atrapa a su contrincante y lo lleva al terreno que a él más le conviene.
Por otro lado, Murray es un gran sacador, pero no por sus capacidad de lograr aces, sino por el modo en el que utiliza el rubro. En cada match, el escocés es muy selectivo de los momentos y de la colocación de su servicio, y por este motivo se lo puede calificar como un sacador táctico que utiliza a la perfección los espacios y los efectos.
En resumen, Andy Murray se ha convertido en un jugador muy peligroso para cualquier tenista del circuito profesional. Y gracias sus métodos tácticos ha alcanzado grandes logros. El escocés es uno de los mayores exponentes de un tenis técnico e inteligente, siempre dispuesto a cambios y variantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario